San Victorino sigue siendo el epicentro del comercio popular y mayorista de moda en Bogotá. En medio de este dinámico sector se levanta Visto, un centro comercial que en pocos años se ha consolidado como referente para comerciantes y compradores, gracias a su modelo de negocio innovador y al acompañamiento constante a los empresarios.
Mundo Textil conversó con patricia Martínez Urrego , gerente de Visto, sobre la trayectoria del centro comercial, su papel en el desarrollo de la zona y los retos que enfrentan frente a las plataformas digitales y los cambios en la legislación laboral.
Una líder con visión transformadora
Patricia Martínez Urrego es administradora de empresas de la Universidad de La Salle y cuenta con una sólida trayectoria de 26 años, gran parte de ellos dedicada a la gestión de propiedad horizontal en centros comerciales. Su formación se complementa con estudios en Propiedad Horizontal en la Universidad Piloto y, más recientemente, en Derecho, además de una constante actualización en mercadeo, marketing digital, redes sociales y gestión de convivencia, pilares que fortalecen su labor directiva.
Desde hace dos años asumió el reto de dirigir el Centro Comercial Visto en San Victorino, con una visión clara: transformar la percepción del espacio y consolidarlo como un lugar atractivo, funcional y cercano a la comunidad. Para ella, liderar no significa mandar, sino escuchar, inspirar y trabajar en equipo para alcanzar un propósito común.
Convencida de que el servicio es la esencia de su gestión, combina su experiencia profesional con un liderazgo humano y cercano. Su mayor motivación es que Visto deje de ser visto simplemente como “el edificio de colores” y sea reconocido como un referente comercial y social de Bogotá.
Origen y propósito de Visto
Visto nació hace ocho años como parte de un proyecto urbanístico que transformó la antigua zona del Bronx, recuperando el espacio para darle un uso mixto: residencial y comercial.
En el componente residencial, el proyecto incluyó viviendas VIS, algunas asignadas por la Secretaría del Hábitat y el Gobierno Nacional a población víctima del conflicto armado. En el componente comercial, la propuesta fue disruptiva frente al modelo tradicional de San Victorino: ofrecer a los comerciantes la posibilidad de ser propietarios, y no solo arrendatarios.
“Ese fue el gran diferencial”, explica Patricia. “Mientras en otros centros comerciales predominaban los inversionistas que compraban para arrendar, en Visto los comerciantes se hicieron dueños de sus locales. Eso los obligó a abrir, a mantener presencia y a exhibir siempre sus productos. Aquí encuentras vitrinas vivas, abiertas al público, y eso nos diferencia”
La administración
Patricia asumió la gerencia en un momento de transición, cuando el centro estaba definiendo su identidad y adaptando sus espacios para ofrecerle a San Victorino un nuevo rostro.
“Cada gerente ha dejado su huella. En mi caso, recibí un proceso en el que era necesario consolidar la imagen del centro y trabajar con el consejo de administración en una visión clara”, recuerda.
Uno de los mayores desafíos ha sido cumplir con licencias de construcción y normas urbanísticas para transformar el edificio. “No es fácil: hay que aplicar, estudiar, aprobar proyectos y, luego, buscar recursos. Pero lo hemos hecho paso a paso”, señala.
Ventajas competitivas y experiencia de compra
Más allá de ser un punto de venta, Visto se ha posicionado como una alternativa segura, cómoda y confiable en el sector.
“El cliente viene con confianza porque sabe que aquí encuentra cajeros, parqueadero, zona de comidas y seguridad. Puede dejar su mercancía en el vehículo y recorrer con tranquilidad. Aquí no lo empujan ni lo siguen; la experiencia de compra es distinta”, afirma Patricia.
Además, Visto conserva un elemento único: el ADN del comercio bogotano. En sus pasillos conviven marcas nacidas en San Victorino que hoy son referentes de la moda nacional, pioneras de innovaciones como el jean levanta-cola o el pantalón con faja.
Competencia digital, ferias y reforma laboral
El auge de plataformas como Temu y Shein representa un reto para los comerciantes, pero Patricia lo asume con visión estratégica:
“No hay que tenerles miedo, hay que adaptarse. Por eso capacitamos a nuestros empresarios en marketing digital, manejo de redes sociales y ventas por internet. Si el cliente compra online, nuestros comerciantes también deben estar allí”.
El centro acompaña a sus marcas en ferias nacionales e internacionales como Colombia Moda, Bogotá Fashion Week, Nariño Tex, Santander Fashion Week y próximamente en el New York Fashion Week, donde participarán tres marcas de Visto.
“El acompañamiento incluye capacitación, apoyo en contenidos y posicionamiento. El trabajo lo hace cada empresario con su producto, pero nosotros ponemos la plataforma de visibilidad”, explica.
Otro desafío es la reforma laboral, que impacta directamente al comercio.
“El comercio en San Victorino no puede cerrar domingos ni limitarse a 44 horas semanales. Tenemos que estar abiertos siempre, lo que eleva los costos de nómina. Aun así, buscamos soluciones flexibles para no trasladar todo al consumidor”, comenta Patricia.
Y concluye con un llamado a la equidad:
“Mientras nosotros cumplimos con impuestos, generamos empleo formal y ofrecemos moda hecha en Colombia, las plataformas digitales venden sin esas cargas. Necesitamos igualdad de condiciones”.

Conclusión
Visto no es solo un centro comercial: es un modelo de empoderamiento empresarial, donde los comerciantes dejaron de ser arrendatarios para convertirse en propietarios, con respaldo en seguridad, capacitación y proyección internacional.
Con proyectos urbanísticos en marcha, un enfoque en la digitalización y el compromiso de respaldar la moda nacional, Visto se consolida como un ejemplo de cómo el comercio popular puede adaptarse a los retos globales sin perder su esencia local.



