La reciente decisión del presidente Gustavo Petro de incorporar a Colombia en la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China ha generado reacciones mixtas entre los empresarios del sector textil, confección, cuero y calzado. Mientras algunos ven en esta alianza una ventana estratégica de modernización e internacionalización, otros alertan sobre los riesgos de desprotección local y pérdida de soberanía productiva.
Un puente con Asia: ¿avance o amenaza?
En el marco de esta estrategia geoeconómica global, Colombia se convierte en un nuevo socio estratégico para China en América Latina. Para la industria textil-moda nacional, este nuevo escenario plantea interrogantes clave:
“Hay una expectativa positiva en cuanto a la inversión en infraestructura logística. Necesitamos mejores puertos y carreteras para exportar moda colombiana con eficiencia”, comenta Andrea Lozano, CEO de una empresa exportadora de jeans en Medellín.
Sin embargo, también hay preocupación.
“Tememos una avalancha de productos chinos a muy bajo costo. La industria nacional ya compite en condiciones difíciles. Sin regulaciones claras, esto puede ser devastador para el calzado y la marroquinería artesanal”, advierte Luis Fernando Ortiz, empresario del sector cuero en Bucaramanga.
Oportunidad para renovar la cadena productiva
Varios actores ven esta alianza como una oportunidad para modernizar maquinaria, digitalizar procesos y acceder a tecnología de punta proveniente del mercado asiático.
“Si logramos incluir convenios de transferencia tecnológica, podríamos dar el salto hacia una moda más competitiva y con mayor valor agregado”, destaca Ana María Cárdenas, directora de desarrollo de producto de una firma de moda sostenible en Cali.
Interrogantes sin resolver
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¿Se mantendrán los aranceles actuales para proteger el producto nacional? 
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¿Habrá apoyo gubernamental para la reconversión industrial? 
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¿Cómo se evitará la dependencia de insumos asiáticos que ya afecta la autonomía de diseño? 
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¿Cuáles sectores de la moda serán considerados prioritarios en los acuerdos bilaterales? 
La necesidad de una política industrial sólida
El consenso entre gremios y empresarios es claro: se necesita una política industrial coherente que acompañe este nuevo capítulo comercial con inteligencia y soberanía.
“No podemos limitarnos a ser importadores de moda barata. La Ruta de la Seda debe servir para que Colombia exporte diseño, identidad y calidad. De lo contrario, el saldo será negativo”, concluye Mariana Mejía, presidenta de un clúster de moda en Bogotá.
Conclusión
La Ruta de la Seda abre una nueva vía para el comercio internacional, pero también exige al gobierno colombiano y al sector moda una respuesta estratégica, técnica y ética. La sostenibilidad, el empleo local, el diseño con identidad y la protección del ecosistema productivo deben estar al centro de cualquier acuerdo. La industria textil y de la moda no es solo un negocio: es cultura, desarrollo y futuro.



