San Victorino : del madrugón a las pasarelas internacionales

San Victorino, históricamente identificado como el corazón del comercio popular en Bogotá, vive hoy una transformación silenciosa pero contundente. Lo que durante décadas fue sinónimo de madrugones y venta mayorista, ahora empieza a proyectarse en un nuevo escenario: las pasarelas y ferias internacionales. Entre calles atiborradas de compradores madrugadores, surgen historias de empresarios que se preguntan si ha llegado el momento de cruzar fronteras y convertir sus colecciones en propuestas globales.

Las preguntas clave antes de dar el salto

Detrás de la ilusión de exhibirse en escenarios como Nueva York, París o Las Vegas, los empresarios de San Victorino enfrentan cuestionamientos inevitables:

  1. Selección del evento adecuado: ¿Es más estratégico iniciar en América Latina, con ferias como Intermoda en México, o apuntar directamente a gigantes como MAGIC en Las Vegas o Première Vision en París?
  2. Costos y logística: ¿Cuál es la inversión real que implica participar —viajes, stand, muestras, envíos, visados— y qué apoyos ofrecen entidades como ProColombia o la Cámara de Comercio de Bogotá?
  3. Estrategia comercial: ¿Está mi marca preparada para cumplir con volúmenes internacionales, plazos estrictos y tallajes diferentes?
  4. Proyección y retorno de inversión: ¿Cómo transformar una participación en contactos efectivos, clientes duraderos y mercados receptivos en Latinoamérica, EE. UU. o Europa?

Responder con honestidad a estas preguntas es el primer paso para que la internacionalización sea una inversión estratégica y no un salto al vacío.

Marcas que ya cruzan fronteras

San Victorino no es solo venta al por mayor; es también un semillero creativo que empieza a abrir vitrinas internacionales. Gracias a la curaduría de la Cámara de Comercio de Bogotá, ocho marcas fueron seleccionadas para desfilar en New York Fashion Week (septiembre 2025) dentro de la plataforma Fashion Designers of Latin America (FDLA):

  1. Cannabis – colecciones basadas en fibras alternativas como el cáñamo.
  2. Divina Collection – reinterpretación contemporánea de la moda femenina popular.
  3. ISMO – propuesta urbana que integra técnicas y tejidos tradicionales.
  4. Lisantiny – calzado artesanal femenino con sello local.
  5. NUNK/NK – moda urbana con proyección hacia ferias europeas como MOMAD Madrid.
  6. Seven7 – reconocida en el segmento jeanswear, con músculo productivo para atender mercados internacionales.
  7. PLUR – diseño femenino sostenible y consciente.
  8. Wanaawaa. – moda femenina con frescura y trayectoria en crecimiento.

Estas marcas son prueba de que el talento de San Victorino ya no se limita a las bodegas del centro de Bogotá: ahora empieza a caminar las pasarelas más exigentes del mundo.

Las claves del éxito

La experiencia de estas marcas muestra que internacionalizarse requiere:

  • Preparación rigurosa: procesos de curaduría, asesoría técnica y colecciones pensadas para estándares globales.
  • Respaldo institucional: programas de la Cámara de Comercio y ProColombia han sido decisivos para abrir puertas.
  • Visión mayorista renovada: el fast fashion, el denim y la moda urbana son productos de alto interés en EE. UU., España y México.

Voces que inspiran

La moda colombiana también se visibiliza a través de figuras que brillan en escenarios globales:

  • Silvia Sherasi, escogida como diseñadora para la pasarela del Mercedes Benz Fashion Week Madrid.
  • Claudia Izaza, invitada a desfilar en la pasarela de Milán, con propuestas de identidad y vanguardia.
  • María Restrepo Jaramillo (Roka), quien comparte laboratorios con casas como Armani y Etro en la capital mundial de la moda.

Sus nombres son símbolo de creatividad y perseverancia, y confirman que la moda colombiana tiene voz propia en las vitrinas del mundo.

Un mensaje a los empresarios de San Victorino

El camino hacia la internacionalización exige más que entusiasmo: requiere visión estratégica, preparación técnica y la convicción de que la moda popular puede convertirse en moda global. Hoy, San Victorino tiene la oportunidad de mostrar que su talento no solo llena bodegas y madrugones, sino también pasarelas internacionales.

El reto está servido: pasar de ser un mercado mayorista a consolidarse como un referente de moda colombiana con impacto global.

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